El 7 de junio del 2.011 celebramos por primera vez el Día Mundial de los Derechos del Nacimiento unidos al sentir y accionar de la Plataforma pro Derechos del Nacimiento.
En su Doceava celebración, nuestra Fundación convocó en la Sede Gestora un Foro Debate luego de apreciar el Documental RESTAURANDO EL PARADIGMA ORIGINAL del Dr. Nils Bergman.
Asi mismo, publicamos en éste blog el artículo: 7 de Junio - Día Mundial de los Derechos del Nacimiento ¿Colombia dónde estás?
Desde nuestro comienzo como asociación hemos tenido claro la importancia de la gestación, el parto, el nacimiento, la vinculación afectiva, la crianza en el devenir de una sociedad más grata y saludable.
Nos place profundamente continuar sembrando en esta dirección y ruta.
Agradeciendo a la Plataforma pro Derechos del Nacimiento su amistad, compartimos nuevamente estos Derechos expuestos desde la página original enlazada en este blog, con nuestros amigos, amigas y seguidores; y el compromiso de amor social en continuar promoviendo y sembrando desde la concepción consciente por un mundo mejor.
DERECHOS DEL NACIMIENTO
Con el propósito de humanizar la llegada de
los bebés a la vida, dándoles la bienvenida más cálida y teniendo en cuenta los
estudios científicos, que en los últimos años se han llevado a cabo por
investigadores en los diferentes campos de la medicina, la psiquiatría y la
psicología, de la talla de Wilhem Reich, Frederic Leboyer, Michel Odent, Thomas
Verny, Alfred Tomatis, Jorge Cesar Martínez... entre otros.
Tales
investigaciones coinciden en subrayar que durante la gestación, nacimiento y
primera infancia se gesta la salud física y psíquica del futuro adulto, salud
que se formará con las experiencias vividas durante dicho período.
Basándose en
dichas investigaciones, como forma de prevención, la Plataforma Pro Derechos del
Nacimiento presenta las siguientes propuestas compartidas por nuestra Fundación Camino Claro:
PRIMERO.-
La decisión de concebir un hijo/a debería ser tomada libre y
responsáblemente por la madre y el padre. Los padres tendrían que ser
conscientes de la importancia que para su hijo/a tiene el que ellos le
comuniquen su aceptación y su afecto desde el inicio de la gestación.
SEGUNDO.-
El útero materno ha de ser para el bebé lugar de bienestar. Él
necesita sentirse protegido, seguro y querido, para ello es importante la
preparación de la futura madre. La gestación tendría que ser una experiencia
consciente, responsable, vivida por los padres con gozo; un periodo de
enriquecimiento que inicie una relación plena y gratificante.
TERCERO.-
Los padres deberían recibir toda la información y todo el apoyo.
Para que el embarazo se desarrolle con satisfacción y en armonía sería
recomendable el trabajo conjunto y la preparación previa entre los padres y la
persona o personas que vayan a asistir al parto.
CUARTO.-
El lugar, el ambiente y la compañía en el momento de la llegada de
un bebe deberían cuidarse con esmero. La manera en que un bebé llega a este
mundo es de vital importancia para él, para sus padres y para la sociedad en la
que nace, por ello, la decisión de dónde, con quién y cómo queremos que nazca
nuestro hijo/a debería tomarse responsablemente, teniendo la seguridad de que es
lo mejor que le podemos ofrecer.
QUINTO.-
En su nacimiento, el bebé debería ser el principal
protagonista. Uno de los acontecimientos más trascendentales en la vida de
un ser humano es el de su nacimiento, debería ser el bebé, junto con sus padres,
el verdadero protagonista de este hecho. La madre tendría que colaborar
activamente con su hijo o hija en esta aventura de nacer. El padre debería
ofrecer todo su apoyo, sus cuidados y contribuir así al bienestar del bebé y de
su pareja. Se trata de favorecer, y no perturbar, el proceso del nacimiento, de
facilitar el encuentro entre la madre, el bebé y el padre.
SEXTO.-
Respeto al proceso fisiológico del parto. El parto se debería
desarrollar en las mejores condiciones de intimidad, de respeto, de delicadeza,
de calma, de libertad para dar a luz en cualquier posición. Las luces intensas,
el exceso de ruido, las órdenes, las prisas, la rigidez de los protocolos, la
falta de privacidad y las intervenciones sistemáticas inhiben el proceso natural
del nacimiento.
SÉPTIMO.-
A ningún bebé se le debería privar de la creación del vínculo
extrauterino con su madre. Es absolutamente necesario para el recién nacido
permanecer junto a su madre, su vida biológica continua en íntima unión con
ella, que es lo conocido, su cuna, su alimento y su seguridad. Esta relación
tendría que ser respetada porque el bienestar del recién nacido debe prevalecer
sobre cualquier otra consideración.
OCTAVO.-
El apoyo a la lactancia materna tendría que ser firme, constante,
cálido y basado en la información adecuada. A través de la leche materna el
bebé recibe, además del mejor alimento, afecto y ternura; recibe inmunidad ante
posibles infecciones y se establece una estrecha relación entre él y su madre;
recibe estímulos madurativos y una fuente íntegra de salud para comenzar su
andadura en la vida. El tacto es el sentido más desarrollado que tiene el bebé,
él necesita ser tocado, acariciado. La madre que escoge dar el pecho, se
pronuncia por dar prioridad a los contactos prolongados con su hijo antes que a
otras exigencias de nuestra agitada vida.
NOVENO.-
El bebé debería ser atendido personalmente por su madre y/o padre,
por lo menos, durante el primer año de vida. Con el fin de afianzar el
vínculo afectivo entre madre e hijo, tan necesario para éste en su futura vida,
y de cubrir las necesidades psicológicas y físicas del bebé, se hace necesario
articular fórmulas que permitan mayor presencia de los padres, al menos durante
el primer año de vida del bebé, tales como la ampliación del período de descanso
maternal y/o paternal.
DÉCIMO.-
El bebé debería contar con nuestro respeto y apoyo incondicional
por el sólo hecho de haber sido invitado a venir. El principal derecho del
niño/a al nacer es el de recibir nuestro amor, nuestra consideración y nuestro
respeto, puesto que es un ser consciente, inteligente y sensible. No hay nada
que dé a la vida de un niño o una niña cimientos tan sólidos como la experiencia
de sentirse, ya desde el útero, amado y deseado.
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